martes, 17 de junio de 2008

POSADAS AYER Y HOY



Los edificios de Posadas, los hay de diferentes tamaños, colores, y responden a diversas corrientes arquitectónicas. Los hay nuevos, no tan nuevos y antiguos, algunos con años vieron pasar por sus paredes mucha de la historia rica de esa Posadas pujante de los comienzos del siglo pasado. Muchos de ellos fueron declarados monumentos históricos de la Provincia debido a la importancia que tuvieron para la sociedad, la impronta y la herencia que recibimos de nuestros antecesores, pero en la actualidad muchos de ellos muestran el paso de los años y la decidía estatal que no quiso o no supo mantenerlos en condiciones de ser admirados y revalorizados como se debe.

Podemos nombrar entre otros el olvidado Hotel Savoy, la Casa de Gobierno, la Escuela Nª 1 “Felix de Azara”, que con sus majestuosidades supieron estar a la vanguardia en América Latina y marcaron momentos y tendencias en la región debido a sus servicios presados y funciones sociales y culturales.

Pero basta con recorrer las calles de la ciudad y prestar atención a esas fachadas corroídas por el paso de los años y el abandono, de una sociedad que le da la espalda, por olvido u omisión e ignora que esas paredes tiene recursos imborrables para la memoria colectiva. Por otro lado la falta de políticas claras por parte de los sucesivos gobiernos para mantener ese patrimonio cultural, social y espiritual que significan esos edificios.

Al entrevistarnos con la Arquitecta Liliana Olewson. Jefa de Departamento de Museos de la Provincia de Misiones nos afirmó que la provincia cuenta con un organismo encargado. La Dirección de Patrimonio Cultural de la Provincia, creado en el año 1992, donde se arma un sector especifico para tratar el Patrimonio Cultural de la Provincia, el cual se pone en vigencia mediante la ley 1280 (ley de patrimonio cultural provincial) reglamentada por el decreto 2530 del año 1993.

Con una ley reglamentada y un organismo encargado que lleva las de diez años vemos como nuestros edificios pierden valor a medida que los años pasan y se van convirtiendo en refugio de los excluidos de la sociedad o como soporte de una campaña política, sucia y sin códigos que ocupa la majestuosidad de estos edificios como trampolín político de unos personajes, quienes paradójicamente en sus plataformas jamás plantearon la puesta en valor de los monumentos.

Decidía oficial, olvido popular, son dos aspectos que van dejando en la oscuridad a nuestra historia avasallada por el progreso y el consumo que nos hace olvidar de ese mínimo de Misionero que aun nos queda. El compromiso es de todos y esta en nuestras manos no perderlos.

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